Siempre tuve problemas al clasificarme en una etiqueta, y
muchas personas que conozco tienen la misma dificultad para definirme. En
consecuencia también me cuesta horrores elegir cosas favoritas. Si me preguntas
mi película o canción preferida, probablemente encogeré mis hombros sin saber
qué responder. Sé que suena algo tonto, ¿quién quiere ser catalogado como un
producto en una tienda? Nadie, dirán, pero a veces de forma infantil llegué a
desear ser encasillada socialmente. Pensé que era necesario para hacer amigos.
Creo que en algún momento todas las personas que luchamos por ser extrovertidas
lo hicimos.
Mi colegio, como la mayoría, por no decir todos, se veía
internamente clasificado por grupos. Las típicas películas adolescentes no
distan mucho de la realidad. Estaban los populares, lo atletas, los nerds, los
rockeros y pare usted de contar. Al ser “inteligente” muchos llegaron a decirme
cerebrito, nunca me sentí de esa forma. Y el que llegó a conocerme tampoco lo
creía del todo. A pesar de tener notas bastantes decentes, disfrutar de la
lectura y tener buena memoria, me hacía falta algo.
Con el tiempo, mirando atrás, pude entender qué se sentía
mal con esa clasificación. Nunca tuve el gen que se requiere para seguir
órdenes y reglas con facilidad o la responsabilidad de hacer asignaciones.
Ambas características tan “típicas” de un cerebrito. Si no estoy haciendo lo
que me llama la atención puedo aburrirme con mucha facilidad. Si una tarea no
despierta mi interés, no querré realizarla, solo una obligación mayor podría
forzarme a ella (a último minuto, claro está).
Con respecto a eso de las normas me viene a la mente una
anécdota de mis últimos años de bachillerato. Solía comer mis uñas y
recientemente había dejado de hacerlo, una gran meta para mí. Decidí comenzar a
pintármelas para recordar que no las debía morder. Estudiando en un colegio
religioso esto no era muy bien visto en las niñas, empecé a recibir regaños,
cosa nueva en mí. No entendía qué tenía de malo y nunca recibí una respuesta
satisfactoria. Así que allí estaba yo cada día, con quince años y sintiéndome
rebelde, pintura del color más resaltante que mi madre poseía esperando recibir
el respectivo algodón con removedor de esmalte. Era tan divertido. Al graduarme
nunca volví a pintar mis uñas.
En esto de andar definiéndome me vino un día a la mente la
pregunta “¿Qué tipo de blogger soy?”, mucho más fácil de responder a “¿quién
soy?”, supuse. A pesar de contar con un blog hace bastante tiempo, es apenas
ahora que me estoy adentrando realmente en el mundo de los bloggers. Me fui a
internet, donde cualquier pregunta puede ser respondida y busqué. Al final
todos concuerdan en nombrar 7 tipos, les dieron distintos nombres pero las
clasificaciones no se diferencian mucho entre sí.
Analizando mucho, si es estrictamente necesario meterme en
una de esas 7 cajitas, tendría que ser en la de Blog personal/Yoblogger/Escritor de diarios. Es el título que más se acerca a mí, por
lo menos. Me gusta contar cosas y no lo hago por dinero, cierto, sin embargo no
me satisface del todo. Quizás me desagrada eso de la irregularidad que
caracteriza a esta raza. Me disgusta cómo manifiestan lo complejo de conseguir
éxito (que obviamente se traduce en dinero en este mundo) cuando yo me siento
tan exitosa con lo que he conseguido.
Responder qué tipo de blogger soy me deja con un mal de
sabor de boca, al igual que cada vez que trato de responder quién soy. Tal vez
hace falta un nuevo tipo de clasificación o acaso debo dejar de intentar entrar
en cajas. ¿Ustedes qué creen? ¿Entran en una de esas categorías o se sienten
como yo?
Tal vez eres única y por eso no estás dentro de ninguna clasificación. No trates de entrar en ninguna caja, trata de mantenerte fuera de ellas.
ResponderEliminarTomaré tu consejo porque es muy cierto, ¡encerrarnos en un estereotipo es malo!
EliminarCon respecto al Blog, el personal nos queda, a no ser que creemos uno que se llame, no sé, algo como Blog Ideas, Pensamientos o cosas que tengas en la cabeza. Ya me vez a mi, el contenido de blog es todo un Chilaquil XD
ResponderEliminarPor cierto, en lo escolar, jamas me encasille con algún grupo, tal vez porque al igual que vos, no me sentía tan bien en uno, siempre me mezclaba entre todos, un día andaba dentro de los frikis, otro dentro de los deportistas, incluso me mezclaba con los otros grupos escolares (el A, el B el C), y con los otros grados. Al final descubrí que me gustaba conocer gente, sus historias, sus conocimientos, sus creencias, no sé, me gusto mezclarme entre tanta gente que va de lo "normal" a lo raro o extraño, se aprende mucho de cada uno :D
Supongo que al final eso nos queda, la experiencia personal de cada persona moldeándonos un poco.
EliminarNuestro tipo de blog se puede llamar arroz con mango, esa es una expresión que no sé si usarán allá pero aquí significa "Una mezcla poco tradicional".
No había escuchado esa expresión... pero me gusta el significado para un nuevo tipo de Blogger XD
EliminarA mi me tomaban por cerebrito, aunque jamas me sentí tal cual, yo solo cumplía con los deberes, y si una materia me gustaba era inevitable no responder bien con las notas. Esto también hizo que no encajara en ningún lado, con ello, pues mis ideas cambiaron, algunas se centraron y otras aun quedan dispersas XD
ResponderEliminarAl final, por cuestiones de gustos y de trabajo, el blog definitivo paso de ser de "Todo un Poco" a "Informático Artístico" :P
yo digo, que os crees un nuevo genero, tal vez hasta me uno a vosotros :D
Aún tenemos vida por vivir, sitios en los que sentirnos desadaptados y otros en los que sentirnos en nuestro punto. En el camino todas esas ideas seguirán transformándose.
EliminarCreo que esa pregunta "¿quién soy?" es más dificil de responder de lo que parece. Son muchas los factores que definen a una persona. Creo que deber simplemente como te nazca, como te provoque en el momento, ya sea en el blog o en tu vida cotidiana, sin sumirte a ninguna regla. Ser lo que eres y ya.
ResponderEliminarEn lo personal, en el liceo era visto como el chico flojo y vago que apenas iba a clases. Mi sentido de la responsabilidad era casi nulo y además odiaba mi colegio. Me he dado cuenta que las opiniones sobre mí varían dependiendo de aquien le preguntes. Mi familia me considera un chico tranquilo y callado. Algunos amigos me ven como un muchacho relajado, otros me ven como alguien extrovertido. Hay quienes dicen que soy silenciosos, otros que me gusta hablar. Hay quien dice que soy egoista, otros que soy generoso. Eso porque siempre me adapto al lugar y a la persona que estoy tratando.
Creo que por mucho que intentemos ser alguien, siempre esa visión será distinta para cada persona. Por eso debemos, como dices, simplemente ser lo que somos. Mientras estemos felices con eso, ya el resto va dejando de ser tan importante.
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