lunes, 12 de octubre de 2015

Diez razones para no cumplir años



No quiero cumplir años, cada vez que lo hago una parte de mi intenta fingir que es un día normal y la otra desea secretamente que no lo sea.

No quiero cumplir años, no es que tenga miedo de envejecer, todavía puedo ser considerada joven, pero cada año es un amargo recordatorio que sigo sin ser quien quiero ser.

No quiero cumplir años, no me parece que sea una gran hazaña, ni que merezca tanta celebración, ¿qué es un año más de vida sino sólo un número?

No quiero cumplir años, supongo que las canas y las arrugas no me asustan tanto como encontrarme un día frente al espejo y no ver experiencias detrás de ellas.

No quiero cumplir años, hoy en día el cumpleaños es sólo una serie de notificaciones en las redes sociales con felicitaciones vacías.

No quiero cumplir años, un año más de edad no significa nada cuando sientes que no estás un paso más delante de donde estabas el año anterior.

No quiero cumplir años, admítelo, a ti tampoco te importa un rábano el que tenga un poco más de “madurez”.

No quiero cumplir años, todavía siento que falta algo en mi vida y sigo sin saber qué es o dónde encontrarlo.

No quiero cumplir años, no sé si el tiempo ha pasado más lento o con mayor rapidez, me debato entre querer detenerlo y esperar que se apresure.

No quiero cumplir años, a la mierda la décima razón.

viernes, 9 de octubre de 2015

Vicios

Un cigarrillo y un café y dejaré de amarte, me prometí al comenzar. Ha sido el café más amargo y el cigarro más tóxico que he consumido en mi vida. No lo digo porque haya sido difícil olvidarte, no me costó mucho y me niego a que esta sea otra de esas historias de desamor. Lo más complicado de todo fue lo irónicamente fácil que me resultó convencerme de eliminar ese supuesto amor que nos teníamos.

Te dejé ir como el agua (de forma indolora, incolora e insípida). Comencé por esos detalles insignificantes, la forma en la que tu rostro se contraía al sonreír con mis chistes malos, como ese del agua allá arriba; luego continué con el sabor de tus besos, mejor que los doritos, y tu sutilidad con las caricias. 

El resto del proceso fue todavía más sencillo, casi podría jurar que si te veo en la calle no te lograría reconocer. Como esa vez que andabas en la calle y tu mano estaba entrelazada a la de otra persona, si no me hubiese fijado no sabría quién eras. El timbre de tu voz ahora me es indiferente, casi ni me estremezco al escucharte. Tus mensajes ahora son recibidos sin grandes ansias, antes te contestaba lo más pronto posible y ahora espero 3 minutos exactos para que te des cuenta que no eres mi prioridad. Tus abrazos, ¡esos abrazos! Ya apenas entibian un poco mi corazón. 

Creeme cuando te digo que ese par, el humo y el cálido líquido, serán la cura que tanto necesitaba. Al final verás que realmente no te amaba. No puede ser amor un sentimiento que se va con tanta facilidad. Todo fue un simple capricho, un buen polvo.

Un café y su respectivo cigarro, es justo lo que hace falta. Sólo espero que esta caja no se acabe y la cafetera no me defraude.