jueves, 23 de junio de 2016

Carta a un héroe

Humanos padres, 

Un padre es a ojos de sus hijos una especie de superhéroe, invencible. Para mí el mío significaba aventuras y emociones. Era ver ríos, montañas y playas. Carreras de botes, viajes en helicóptero, aprender códigos militares. Comidas nuevas y mis chucherías favoritas de siempre. Era momentos fugaces de alegría. 

Hace poco me hablaron de un video donde comparaban dos famosos superhéroes con el rol que puede tomar un padre hacia su hijo. Uno de ellos era indulgente y comprensivo, el otro exigente y estricto. Ambos tenían el mismo propósito, mantener con bien la ciudad que protegían. Con esta comparación humanizaron al héroe. 

Lamentablemente, o de forma afortunada, depende de la perspectiva, la humanidad de mi padre se presentó ante mí demasiado pronto. No estaba preparada para ver al hombre bajo el antifaz, la niña en mí lo rechazó. Tuve que entender que no es necesario ser héroe para ser padre, así como no todo héroe puede ser un buen padre. 

Algunos papás se van antes de tiempo, mientras otros deciden que no están preparados para ese título. Ambos dejan un vacío, una madre que debe ser a su vez padre. Por su parte el mío no siempre estuvo allí, muchas veces yo debí ir a él para adaptarme a su complicada agenda. Las aventuras y las emociones eran solo su intento por equilibrar dos estilos de vida, el profesional y el parental, hacía su mejor esfuerzo en estar

Aún me falta mucho por entender y aceptar. Hoy entiendo lo suficiente para estar agradecida por sus errores, que siempre vinieron desde buenas intenciones. En la teoría tengo un padre, en la práctica dos. Uno es él, mi humano con capa, mi no-tan-héroe. El otro fue mi madre, asumiendo ese papel cuando lo vio luchar. Ambos tienen mi respeto, y por sobre todo, mi amor. 

A todos los padres y (m)padres que intentan ser el héroe que todo hijo desea tener, feliz día. 

Una humana hija.