sábado, 3 de mayo de 2014

Verdad y literatura

“La verdad es un delito. Un delito horrendo” dice Barrabás con asombro cuando es puesto en libertad en el cuento de Uslar Pietri. Y con esta frase él mismo expone una verdad tan grande que debería ser crucificado al momento. Vivimos en un mundo donde la verdad duele más que la mentira y es preferible mentir u ocultar a hablar con sinceridad.

Barrabás, pobre hombre presa de un mal momento se ve a sí mismo encerrado por un crimen que no cometió. Y en ese encierro descubre que su delito más grande fue el de callar una verdad, que él no era el asesino. Tamaña sorpresa debe darse este ingenuo al verse en una disputa entre su mentira y la verdad de alguien más. La elección lógica debería ser que él, mentiroso y a ojos de los demás, asesino, fuese crucificado. Pero no, es por su liberación por lo que el pueblo aclama. ¿Si decir la verdad me pudo haber liberado a mí en su momento, a él la verdad lo va a llevar a la cruz?

No todas las verdades son bien recibidas y hay otras que simplemente deciden ser ignorada. Quizás aunque Barrabás gritase que no era un asesino lo hubiesen encerrado igual. La verdad y el silencio juegan un papel muy importante en el mundo de la literatura. Desde el primer momento que se pisa la escuela de Letras te anuncian algo sencillo: Has entrado a un mundo de mentiras donde mentir no es mentir porque cada libro dice su propia verdad, verdad que no es verdad porque aquí nada es mentira o verdad.

Los autores pasan a ser entonces los más grandes mentirosos cuyas mentiras son celebradas como la máxima verdad. En la sección de Literatura primero se vende el libro del “falso” Napoleón de Tolstói antes que el libro biográficamente correcto de dicho emperador.

Tenemos una relación de amor y odio con las mentiras, las queremos en su justa medida. Mentir está bien, hasta que la mentira deja de ser convincente y conveniente. Un libro está plagado de pequeñas verdades entre grandes mentiras y solo están allí para sustentar la mentira y hacerla real a los ojos del lector. Es un juego peligroso porque siempre habrá una verdad que puede desmontar el resto de las mentiras. Un buen escritor es aquel que logra siempre ganar.

Inspirado en el cuento "Barrabás" de Arturo Uslar Pietri

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