miércoles, 27 de abril de 2016

La Profecía de la Rosa


―No puedo dormir.
―¿Quieres un cuento? Puedes ser una princesa.
―¡Sí! 

En un reino no tan lejano de nosotros vivía una niña para nada común. Ella era la princesa, ¡nada más y nada menos! Quizás eso suene bastante común si eres de esta tierra, donde los castillos y sus monarquías abundan. Lo que la hacía extra especial era que no había más princesas, ni en ese reino ni en otros que sí estaban muy lejanos. Aunque no me creas, solo te cuento la verdad, puedes viajar un día a todos ellos y te dirán lo mismo. Por algún extraño motivo hace mucho tiempo que las princesas no nacían en cuna Real. 

Este lugar en el que vivía no era para nada perfecto, nunca saldría en el Top 10 de Reinos que la revista “Royal Times” publicaba anualmente. Su padre, y Rey, contaba con uno de los magos más sabios sobre la faz de la tierra. O por lo menos así era para nuestra pequeña princesa. Tal vez no confíes en sus criterios de sabiduría, para ella era muy importante que un mago supiera contar buenas historias. Windor, el gran sabio, tenía las mejores y más graciosas. Ya sea para dormir o para matar una tarde de aburrimiento, podía recurrir a él. 

Sin importar la opinión de Sophia, porque así se llamaba la niña, su padre tenía una opinión distinta. No había Rey más testarudo que él, por mucha paciencia que tuviera Windor de cada diez consejos que daba solo uno era escuchado. Y por si fuera poco, el consejo siempre era modificado hasta hacerlo parecer una idea original del Rey. 

Cuando los reyes supieron que esperarían al heredero del reino, ya nadie anhelaba princesas en este punto, se sintieron muy felices. Ser padres no podía ser tan difícil. Un día, cuando ya faltaba poco para el nacimiento, el mago llegó apresurado, interrumpiendo la comida. El Monarca, con obvia molestia, le hizo un gesto con la mano ordenando que se retirara. 

―Disculpe, mi señor, si usted lo desea puede esperar, pero es importante. 
―¿Qué pasa? Puedes decirme acá ―respondió dejando los cubiertos. 
―Tiene que ver con… ―miró el vientre de la reina, inseguro. 

Un gemido se escapó de los labios de la futura madre, sin embargo no pronunció palabra recordando los modales que tanto le inculcaron en su infancia. 

―¿Todo está bien? ―cuestionó el Rey, su rostro ocultaba muy bien el miedo que sentía. 
―Apareció una profecía. 

El Soberano no pudo retrasar más la reunión, no sabía lo que podía contener dicha profecía y no quería alarmar a su esposa. Se retiró junto al buen mago a su área de trabajo. Odiaba tener que entrar allí, siempre tenía un olor espantoso a incienso que lo adormecía. Se mantuvo en la puerta, lo más alejado de ese ambiente. El sabio, en su elemento, sacó un pergamino entre todas las cosas que se veían amontonadas. 

―Esto nos ha llegado del oráculo de las montañas en el sur ―le entregó el papel que decía las siguientes palabras. 

Tras muchos años las olas verán nacer la primera rosa entre tantos árboles, su fragilidad será sinónimo de transformación.

Hay un detalle de este reino no tan lejano que lo hacía distinto a los demás. Su geografía consistía en una pequeña isla cuyo perímetro estaba marcado por una amplia barrera de árboles, a diferencia de otras islas donde eran muy escasos los bosques abundantes sobre todo en tan peculiar arreglo. 

Con una gran sonrisa el Rey volvió al comedor donde su Reina había dejado de comer, preocupada por la interrupción. La expresión de su marido la confundió, aunque en el fondo sintió alivio. Todo estaba bien, no podía ser de otra forma. 

―¡Seremos padres de una hermosa niña! 

―¿Y entonces, qué pasó?
―Ve a dormir, mañana seguimos.

N/A: Si desean leer las historias tan divertidas que tiene Windor por contar, hagan click aquí 

10 comentarios:

  1. Vaya vaya, sí que ha llegado lejos Windor en esta historia, ya considerado un sabio consejero (al menos por la princesa). No sé si la profecía esconde algo oscuro aún por revelar, pero si la princesa nació y Windor era casi como un mentor, imagino que nada malo le pasaría, ¿no?

    Ha sido agradable ver mencionado a mi mago en tu relato. ¡Un saludo Kéllyta!

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    1. Quizás más adelante salga de nuevo demostrándo su sabiduría, ¡quién sabe! Gracias a ti por crear a un personaje para inspirarme.

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  2. Está muy bien , hacer un cuento con un mago tan peculiar Windor. Un abrazo

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  3. Aproposito de continuar con ciertas aventuras e historias... ¿Has continuado con las que ya llevas pendientes?

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  4. ¡Ese final! me quedé con ganas de leer más. Me gusta esa escritura tan amena tuya, es muy divertida de leer.

    Un saludo! :3

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    1. Gracias John, se hace lo que se puede. Poco a poco iré actualizando cada historia que he comenzado, como te dije en una ocasión, soy un tanto dispersa y voy escribiendo aquí y allá de todo un poco a la vez.

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    2. ¿"Un poco dispersa"? Si... tal vez... quizás... Ya sois vos, Paulina y Helena que me deben las continuaciones y finales de tantas historias que hacen y comienzan ¬¬ XD
      Es coto y un poquito de reclamo u.u
      Saludos y muy buena vibra... a vos también Jhon...

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    3. Jajaja ¡paciencia! Esa es una mala mañana que tenemos algunos escritores, quiero creer que terminaré cada una de mis historias.

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