jueves, 11 de abril de 2013

Progresar o retroceder

Escrito el 31 de Marzo de 2013


¿Es acaso la palabra progreso sinónimo de bienestar? ¿Dar un paso hacia adelante implica ir en un buen camino? Con la llegada de los españoles a tierras peruanas esa fue la encrucijada a la cual fueron puestos los indígenas, sobre todo aquellos de la sierra cuya cultura estaba menos dispuesta a una apertura hacia la occidental. Con paso apresurado la costa fue cayendo ante el dominio de los conquistadores hasta ser uno más con ellos. Pero los serranos opusieron mayor resistencia, ganándose así el desprecio tanto de españoles como de criollos. Un país se vio entonces dividido, dos pueblos una vez hermanos separados por unos extranjeros. Todo lo relacionado con la sierra era desterrado, incluso sus habitantes.

Víctimas de años de violencia y desdén los indígenas y mestizos de la sierra necesitaban desesperadamente de una salida, o mejor dicho entrada, a ese inexplorado mundo occidental, aunque quizás en ese momento no fuera algo que supieran. Todo lo que conocían hasta ahora de “esos españoles” era la brutal forma con la que trataron de violar su pueblo y todas las terribles consecuencias que sufrieron ante la dominación de tierras costeras. Pero dentro de todo grupo irracional siempre hay unos cuantos con 4 dedos de frente, en el caso de los españoles fueron los misioneros. Quizás a propósito o quizás no, estos cayeron en cuenta que la violencia no era la solución, tampoco lo eran las falsas promesas de empleo o riquezas.

La respuesta estaba en la religión. Aprendiendo el quechua los misioneros demostraron un respeto hacia la cultura que no había sido mostrado antes y enseñándoles su religión de una forma nueva, sin pisotear sus viejas creencias, le dieron a los quechuas una excusa bastante válida para abrirse ante la conquista. De forma pacífica, no violenta, hablando y cantando, así fue como los tan despreciados serranos pudieron ver con nuevos ojos este extraño mundo que en un principio se les presentó oscuro y repudiante. Fue el primer paso, de muchos otros, para dejar de ser una cultura condenada al olvido. Se crea el primer camino que los lleva a la costa y allí son recibidos, junto a sus cantos, también con mayor aceptación.

Si estos antiguos roces entre costa y sierra fueron olvidados o aun existen ciertos desprecios es algo difícil de saber, probablemente así sea. Si tomaron una buena decisión al dejarse llevar por aquellos misioneros, es aun más difícil. ¿Fueron realmente movidos por el amor al aprender el quechua? O más importante, ¿hacia quién iba dirigido este amor, hacia el mismo pueblo quechua o hacia su dios? Porque si algo es cierto es que la religión católica siempre ha buscado expandirse, quizás su amor hacia Dios al final los llevo a amar a este pueblo. Y su amor tal vez fue tan fuerte que creyeron que al enseñarles la religión católica les hacían un bien. Es seguro que fueron la puerta que con gusto quechuas usaron para penetrar un nuevo, misterioso y hasta emocionante mundo. Quizás, esta exploración sea beneficiosa.

*Análisis de los textos “La canción popular mestiza en el Perú: su valor documental y poético” y “El valor poético y documental de los himnos religiosos quechuas” por José María Arguedas

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