Escrito el 31 de Marzo de 2013
¿Es acaso la palabra progreso sinónimo de bienestar?
¿Dar un paso hacia adelante implica ir en un buen camino? Con la llegada de los
españoles a tierras peruanas esa fue la encrucijada a la cual fueron puestos
los indígenas, sobre todo aquellos de la sierra cuya cultura estaba menos
dispuesta a una apertura hacia la occidental. Con paso apresurado la costa fue
cayendo ante el dominio de los conquistadores hasta ser uno más con ellos. Pero
los serranos opusieron mayor resistencia, ganándose así el desprecio tanto de
españoles como de criollos. Un país se vio entonces dividido, dos pueblos una
vez hermanos separados por unos extranjeros. Todo lo relacionado con la sierra
era desterrado, incluso sus habitantes.
Víctimas de años de violencia y desdén los indígenas y
mestizos de la sierra necesitaban desesperadamente de una salida, o mejor dicho
entrada, a ese inexplorado mundo occidental, aunque quizás en ese momento no
fuera algo que supieran. Todo lo que conocían hasta ahora de “esos españoles”
era la brutal forma con la que trataron de violar su pueblo y todas las
terribles consecuencias que sufrieron ante la dominación de tierras costeras.
Pero dentro de todo grupo irracional siempre hay unos cuantos con 4 dedos de
frente, en el caso de los españoles fueron los misioneros. Quizás a propósito o
quizás no, estos cayeron en cuenta que la violencia no era la solución, tampoco
lo eran las falsas promesas de empleo o riquezas.
La respuesta estaba en la religión. Aprendiendo el
quechua los misioneros demostraron un respeto hacia la cultura que no había
sido mostrado antes y enseñándoles su religión de una forma nueva, sin pisotear
sus viejas creencias, le dieron a los quechuas una excusa bastante válida para
abrirse ante la conquista. De forma pacífica, no violenta, hablando y cantando,
así fue como los tan despreciados serranos pudieron ver con nuevos ojos este
extraño mundo que en un principio se les presentó oscuro y repudiante. Fue el
primer paso, de muchos otros, para dejar de ser una cultura condenada al
olvido. Se crea el primer camino que los lleva a la costa y allí son recibidos,
junto a sus cantos, también con mayor aceptación.
Si estos antiguos roces entre costa y sierra fueron
olvidados o aun existen ciertos desprecios es algo difícil de saber,
probablemente así sea. Si tomaron una buena decisión al dejarse llevar por
aquellos misioneros, es aun más difícil. ¿Fueron realmente movidos por el amor
al aprender el quechua? O más importante, ¿hacia quién iba dirigido este amor,
hacia el mismo pueblo quechua o hacia su dios? Porque si algo es cierto es que
la religión católica siempre ha buscado expandirse, quizás su amor hacia Dios
al final los llevo a amar a este pueblo. Y su amor tal vez fue tan fuerte que
creyeron que al enseñarles la religión católica les hacían un bien. Es seguro
que fueron la puerta que con gusto quechuas usaron para penetrar un nuevo,
misterioso y hasta emocionante mundo. Quizás, esta exploración sea beneficiosa.
*Análisis de los textos “La canción popular mestiza en
el Perú: su valor documental y poético” y “El valor poético y documental de los
himnos religiosos quechuas” por José María Arguedas
No hay comentarios:
Publicar un comentario